Tantas veces nos despertamos preguntándonos, cuál es la llave a la felicidad y cómo dejar atrás aquellas cosas que nos hacen sentir un poquito más tristes y vulnerables en los días más grises y sin embargo, de lo que no nos damos cuenta, es de que la respuesta es realmente sencilla e inesperada.
Pues la felicidad, aunque a veces dependa en cierta medida de lo que sucede a nuestro alrededor, somos nosotros quien la elegimos y quienes decidimos cómo alcanzarla.
Esa felicidad se encuentra en los detalles más diminutos, que nos llenan una parte del corazón. Algo tan simple como el sol saliendo por la mañana, un paseo por la orilla del mar, ese café que te preparas para ganar un poquito de energía, las risas con tus amigos en una tarde de terraza, un abrazo de un familiar, rodearte de la naturaleza, ese beso que tanto añoras o simplemente escuchar tu canción favorita mientras cocinas al ritmo de la música. Todo aquello que es tan pequeñito y que al mismo tiempo ocupa un lugar tan grande en ti.
A veces son esas pequeñas cosas las que nos sacan la sonrisa en un día de bajón y las que nos hacen valorar aquellos días más bonitos, pues al encontrar la felicidad en ellas, siempre es más fácil seguir hacia delante. Y puede que ese sea el misterio resuelto e igual la forma de ver la vida con un poco más de color, cuando sientas que solo te mueves en una escala de grises. Quizá ese pequeño detalle, sea tu dosis de serotonina cuando más la añores.